KWAN YIN
lunes, 11 de febrero de 2013
EL DECÁLOGO PARA CONSEGUIR LA FELICIDAD
KWAN YIN
Yo
soy KWAN YIN y tal como lo había anunciado mi Hermano Hilarión, la vida me da
otra oportunidad de trabajar con ustedes para recorrer juntos un nuevo sendero.
Todos los seres humanos aspiran llegar a la felicidad, pero siempre sitúan esta
felicidad más allá de lo que tienen en ese momento, la ven como si fuera algo
que tuviera que alcanzarse, como si fuera algo por lo que tuvieran que luchar,
como si fuera algo que llegara justo en el momento en que ellos consiguen hacer
determinadas cosas, pero esta forma de ver a la felicidad, en realidad los
aleja de ella. Pensar que la felicidad se encuentra en algún futuro
indeterminado, implica que ese futuro nunca se va a hacer presente, pues
siempre estará más allá de lo que el propio individuo ha conseguido; sin
embargo, la felicidad se encuentra presente en todo momento alrededor de las
personas.
LOS DIEZ PRINCIPIOS DE LA FELICIDAD
l.-
Nadie va a darme la felicidad, sólo yo puedo conseguirla. En este primer
pensamiento, el ser humano toma la responsabilidad de su vida e inicia una
búsqueda y un esfuerzo por encontrar eso que tanto busca.
2.-
Yo soy un ser único en toda la tierra, nadie me comprende mejor que yo, y nadie
sabe lo que yo necesito mejor que yo. En este segundo principio se dan las
bases para eliminar cualquier ofensa que las personas reciban de parte de
otras; cualquier comentario que deprima a una persona podrá ser nulificado bajo
este principio, ya que la persona reconoce que nadie puede opinar acerca de
ella, puesto que nadie la conoce mejor que ella misma.
3.-
Lo que recibo ahora es lo que sembré ayer, y lo que siembre ahora será lo que
reciba mañana. Este tercer principio permite al ser humano reconocer que los
problemas actuales son resultado de acciones incorrectas del pasado, pero que,
por lo mismo, el momento presente es el indicado para ir sembrando un futuro.
4.-
Ni el pasado ni el futuro pueden lastimarme, sólo el presente tiene valor en mi
vida. Entendiendo este cuarto principio, la persona le dará todo el valor que
tiene su momento presente y le restará importancia a los hechos pasados que le
causan remordimientos, y a los hechos futuros que le causan angustia.
5.-
Sólo yo decido lo que debo hacer en este momento. Es decir, el ser humano
entiende que las influencias ajenas son tan sólo eso, influencias, y él es el
único que puede decidir qué hacer en ese instante.
6.-
Sólo en el amor y en la paz interior puedo tomar las decisiones correctas. Es
decir, si hemos de actuar en el tiempo presente, tendremos que hacerlo en paz y
con amor, pues de esta manera, las acciones que tomemos estarán inspiradas en
nuestra más alta capacidad tanto de servicio como de inteligencia.
7.-
En mis decisiones tomaré siempre en cuenta el beneficio de los demás. Es decir,
tomaré aquellas decisiones que beneficien a la mayor cantidad de personas; de
esta forma, mi vida se estará encaminando hacia la más alta gloria que es la de
recibir la compensación por el servicio prestado a los demás.
8.-
Mi cara es el reflejo de mi estado interior. Es decir, cuidemos siempre el
aspecto de nuestro rostro, adornémoslo siempre con la sonrisa, y que los ojos
se encuentren siempre prestos a mandar una mirada de amor, porque de esta forma
estaremos reflejando la serena armonía de quien ha aprendido a caminar en el
sendero de la felicidad.
9.-
Soy un ser al servicio de la
humanidad. Es decir, todo lo que yo haga, todo lo que yo
diga, todo lo que yo piense o sienta, servirá para gloria de la humanidad, o
bien, para perdición de ella.
10.-
Yo tengo una misión en la vida, ser feliz y hacer feliz a los demás. Este
último principio da sentido a nuestra existencia, y, a la vez, orienta nuestros
esfuerzos hacia el beneficio de toda la humanidad.
Tres
Caminos
¿Qué
hay más allá de estas claves?, ¿qué podríamos decir además de lo mencionado de
cada una de ellas? Más adelante veremos, que detrás de estos principios, se
encuentra un camino que permitirá a todos los seres humanos, mantener siempre
en su mente, las claves que les permitan alcanzar una vida llena de paz y de
armonía espiritual.
El
sendero de la felicidad es tan amplio, que toda la humanidad cabría en él, si
tan sólo supiera mantenerse en el presente. El pasado, el presente y el futuro,
se asemejan a tres caminos que flotan en el espacio. El sendero de en medio es
el presente, es un sendero firme, quieto, no se mueve, donde es el ser humano
el que camina sobre él, es el ser humano el que avanza. El sendero de la
izquierda es el sendero del futuro, el de los sueños y las fantasías, el de las
angustias y de los temores; ese sendero arranca al hombre del presente y lo
lleva vertiginosamente hacia el futuro, ahí el hombre no camina, es el sendero
el que se mueve, pero tan sólo se mueve un espacio y después da vuelta sobre sí
mismo, dejando caer a la persona nuevamente sobre el sendero quieto del
presente, el camino vuela, pero siempre regresa al mismo punto, dejando al ser
humano con la sensación de no haberse movido ni un centímetro del lugar en que
se encontraba.
El
sendero de la derecha, es un sendero que se mueve igualmente, pero hacia atrás,
arranca al hombre de su presente y lo lleva sumergiéndolo en tinieblas,
presentándole imágenes fantasmagóricas, alguna agradables y otras llenas de
crueldad y de dolor; ese camino igualmente se mueve, aunque más lento, y en
donde las escenas se vuelven, o más dolorosas, o más agradables; parece como si
el sendero se detuviera, permanece unos instantes quieto mientras las imágenes
embelesan a la persona, y, repentinamente, el piso se desvanece, las imágenes
desaparecen y la persona regresa estrepitosamente al sendero original del
presente. Sólo el camino del centro, aquél que está quieto, es el único seguro,
el único firme, y en él, el hombre puede caminar y sentir realmente que está
avanzando. Detrás de esta alegoría se encuentran muchas claves para meditar en
el futuro y en el pasado, y aprender a valorar el presente. Cada ser humano
debe hacer un esfuerzo para vivir en el presente y apartarse de esas tendencias
malsanas de vivir en realidades hipotéticas del pasado y del futuro.
INTEGRACIÓN
PERSONAL
Ser
feliz representa el acto supremo de comunión entre el ser y la vida que lo
rodea; ser feliz es integrarse internamente con su mente, sus emociones y sus
sentidos, y a la vez, fundirse con todas aquellas cosas que lo rodean. Cuando
la mente y las emociones están atentas a los mensajes del mundo físico existe
integración; cuando el ser humano desfasa sus pensamientos mandándolos hacia un
pasado o hacia un futuro hipotético, decimos que el ser humano está
desintegrado.
Integración
Consciente.
En
la práctica diaria de ser feliz, es preciso abocarnos a la tarea de la integración,
pero consciente, hay múltiples trabajos en los que el ser humano se encuentra,
mental, emocional y físicamente, unido, integrado, dedicado a la ejecución de
una determinada acción o tarea; sin embargo, todo esto se hace de una manera
inconsciente, automatizada, perdiendo el sentido de lo que es estar vivo y
estar disfrutando de la existencia física. Cuando el ser humano pueda trabajar
normalmente, pero a la vez, estando consciente de su responsabilidad de ser
feliz, en ese momento tendremos una mutación, un cambio en la naturaleza
interna del ser, en los procesos mentales, en la calidad de las emociones, e
incluso, en la percepción física de lo que lo rodea.
La
Disciplina De La
Integración
La
disciplina de la integración implica que el ser humano debe permanecer con su
atención mental y emocional puesta en aquello que su cuerpo físico está
realizando; si esto se logra hacer disciplinadamente, al menos treinta minutos
al día, estaremos cultivando a un nuevo ser, que vendrá a la manifestación, en
el momento que la integración sea lo suficientemente completa como para
establecer el contacto directo con el ser interior.
En otras palabras,
experimentando la integración en el presente, el ser pone en marcha un proceso
de expansión continua de conciencia que lo llevará de una manera automática y
rápida, a establecer un antakarana, es decir, su contacto con la mente
superior, con el ser superior, con su Dios interno.
El
primer principio: Nadie puede darme la felicidad, sólo yo debo conseguirla.
La
mutación, aunque no puede ser explicada, en principio, debe representar el
despertar hacia una nueva vida, el despertar hacia una nueva realidad, el
abandono de los moldes y viejas ideas, y el descubrimiento de nuevos conceptos
y emociones que enriquecerán, notablemente, la vida del ser, por eso es que
decimos en nuestro primer postulado: Nadie puede darme la felicidad, sólo yo
debo conseguirla. ¿Dónde reside el valor de esta afirmación? Mas allá de
nuestra pueril significación de lo que es felicidad, tenemos que encontrar el
verdadero sentido de la palabra; la felicidad es un estado de conciencia, no es
un goce pasajero, ni es un estado armónico transitorio, no debe estar asociado
a ciertas causas externas, porque entonces deberíamos llamarlo de otra forma,
pero no felicidad. La gran diferencia entre la felicidad que proviene de la
integración en el presente y la felicidad que se logra mediante el haber
alcanzado ciertos objetivos, o el haber sucedido ciertas cosas, reside en la
permanencia de la primera y en la temporalidad de la segunda, es decir, el ser
humano, en el primer caso, alcanza la felicidad como un estado normal del ser y
empieza a vivir en él; en el segundo caso, la felicidad sigue dependiendo de
que las condiciones externas se mantengan y no cambien.
La
felicidad es inenarrable.
Si
observan, la felicidad a la que he venido refiriéndome no es conceptual, es una
experiencia real, vivida, experimentada únicamente por el ser, e imposible de
ser transmitida a otras personas por ninguna vía; la felicidad es algo
personal, es algo que sólo el ser comprenderá una vez que la haya
experimentado, y, cuando esto suceda, la descripción que podría hacer de ella a
otras personas, resultará tan vacía, que en definitiva no podrá ser descrita ni
imaginada por los demás.Haciendo una recapitulación de lo dicho hasta ahora,
podríamos afirmar, que los diez principios tienen su razón de ser, en el hecho
de que la felicidad es un logro personal y que únicamente será alcanzado cuando
el ser humano realice una transformación en sus procesos mentales, en sus
actitudes hacia su vida externa y descubra el maravilloso mundo del presente;
estamos hablando entonces, de una nueva forma de pensar, de sentir y de vivir
la vida.
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