miércoles, 20 de enero de 2010
EXPERIENCIA
UNION MEVLANA "El libro del Conocimiento"
El conocimiento no viene de fuera, sino de dentro.
Con el tiempo, he ido dándome cuenta de que no dejándote engañar por los demás, les haces un favor a ellos también, que desean desde lo mas hondo de sus corazones salir del engaño.
Si ven que tú no te dejas engañar, ellos dudan de sus propias convicciones engañosas.
La ciencia no proviene de un engaño, pero está en cierto modo manejada desde el engaño, como la política y la vida moderna, en general.
No dejarse engañar, no supone convertirse en un fundamentalista, sino en tomar conciencia de la realidad en medio del ruido.
Si alguien pasa por una experiencia espiritual y va a otros a contársela, es como alguien que enciende una vela y va corriendo a enseñársela a otros.
Pero entonces se corre el riesgo de que otro sople y la apague. Hasta que la vela no prenda fuego a la pira de leña y se forme una hoguera crepitante, es mejor no ir a contar nada a nadie.
Y después tampoco, porque esa hoguera se ve por sí misma, y el resplandor evidencia la fuerza de la llama.
No hay necesidad de decir a nadie, “mira, he encendido un fuego”.
El fuego se ve en medio de la noche.
El conocimiento no viene de fuera, sino de dentro.
Con el tiempo, he ido dándome cuenta de que no dejándote engañar por los demás, les haces un favor a ellos también, que desean desde lo mas hondo de sus corazones salir del engaño.
Si ven que tú no te dejas engañar, ellos dudan de sus propias convicciones engañosas.
La ciencia no proviene de un engaño, pero está en cierto modo manejada desde el engaño, como la política y la vida moderna, en general.
No dejarse engañar, no supone convertirse en un fundamentalista, sino en tomar conciencia de la realidad en medio del ruido.
Si alguien pasa por una experiencia espiritual y va a otros a contársela, es como alguien que enciende una vela y va corriendo a enseñársela a otros.
Pero entonces se corre el riesgo de que otro sople y la apague. Hasta que la vela no prenda fuego a la pira de leña y se forme una hoguera crepitante, es mejor no ir a contar nada a nadie.
Y después tampoco, porque esa hoguera se ve por sí misma, y el resplandor evidencia la fuerza de la llama.
No hay necesidad de decir a nadie, “mira, he encendido un fuego”.
El fuego se ve en medio de la noche.
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