domingo, 30 de noviembre de 2008
Autoconocimiento JUGANDO CON NUESTRO VAIVÉN INTERIOR
Amigos queridos.
Mucho rechazo nos produce sentir miedo, angustia, incertidumbre e inestabilidad, en fin perder la confianza en nosotros mismos, creyendo que hay algo malo en uno o en el entorno, y pensar que no hay respuestas fáciles al alcance de la mano para enfrentar dichas emociones.
A medida que vayamos despejándonos del velo del olvido y que reconquistemos nuestra Verdad, iremos sintiendo con mayor fuerza que esta vida que estamos viviendo no es más que un juego abierto a infinitas posibilidades de maniobrar, ya que es un tablero en blanco, donde vamos armando y desarmando composiciones de cómo queremos que las experiencias se vean para nosotros mismos y para los demás. De esta manera descubriremos que si las cosas a nuestro alrededor están como están, es producto de consensos que nadie nos ha impuesto, y que somos nosotros, y nadie más que nosotros, los que podremos darle otra cara a nuestro día a día. Todo partiendo de cómo nos sintamos en nuestro interior y de cómo volquemos aquello en el mundo y en nuestras relaciones con las demás personas. Es así que podremos visualizar la importancia de conocer nuestro interior, con todo lo que eso implica, reconociendo desde lo más hermoso y luminoso, hasta lo más aparentemente oscuro y nublado, aceptándolo como piezas de un rompecabezas que nos conforma; y que si falta una, luz u oscuridad, no estaríamos completos. En eso se basa el encuentro de la plenitud y el bienestar interior, entendiendo que antes que sanar nada o cambiar algo porque no nos gusta de nosotros mismos, es necesario abrazarlo con tanto amor como si se tratara de otra persona, sin juicio y sin culpas. Porque cuando alguien llega a pedirnos compañía porque está sufriendo, no dudamos en escucharlo, entenderlo y contenerlo.
El autoconocimiento no es algo que podamos encontrar en métodos que nos dicen que sólo hay una forma de crecer y de conocernos, o en experiencias que otros hayan vivido, buscando la garantía de que si a otro le funcionó, a nosotros también. Aquel ser que triunfó en su caminar, tuvo sus propios miedos dentro de sus propias circunstancias de vida, son distintos caminos y distintos momentos; y está bien, habrá un miedo fundante para todos los humanos, que crea otros pequeños miedos, pero intenta verlo y aceptarlo cuando hayas amado lo más cotidiano, lo que está más cerca, aquellas incertidumbres diarias y más fáciles de ver, hasta que en algún momento estés en condiciones de mirar a los ojos ese miedo primordial. Por ahora, acepta que existe y que ya llegará tu momento de verlo y abrazarlo. A la larga, enfrentar esa incertidumbre en el propio camino es entregarnos a la total posibilidad del encuentro íntimo con nosotros mismos. No existe una forma mala o buena de hacer las cosas, sino una forma propia de caminar, y en ese andar no puedes errar, porque sólo tú conoces tus miedos e incertidumbres, así como tus certezas y fortalezas que te dirán cómo avanzar.
De esta manera, al entregarnos al vacío que se produce cuando entramos de lleno en nuestra oscuridad, nos daremos cuenta de una u otra forma que no hay a qué temer. Desparecen las instancias de riesgo externos e internos que nos desempoderan. Iremos conociendo y haciendo conciencia de qué es lo que nos pasa, dejando de luchar con nosotros mismos; habremos despertado a algo nuevo, liberador y verdadero: habremos despertado a nosotros mismos.
Encontrarnos cara a cara con nuestros miedos es una de las formas en que el miedo desaparece, y cuando el miedo desaparece, estamos en condiciones de jugar, de ponerle ese tinte lúdico que sólo un Maestro puede ponerle a la vida. Sonreír, respirar, estar, disfrutar…
Jugar. Jugar en la conciencia de qué sucede con tal o cual angustia, o con tal o cual miedo. La inestabilidad es parte de la vida en dualidad, forma en la que aún estamos inmersos. Existen polos, por lo tanto el equilibrio interno consiste en permitir que el péndulo -que va y viene- se mueva en libertad, de un lado para otro. El equilibrio no es estático y neutro, la vida se mueve, el planeta se mueve, nosotros nos movemos, y nuestras emociones también pueden moverse. Permite que así sea, ya que es en ese movimiento que reconocerás tu propio vaivén y podrás mecerte tranquilo en él. Un único vaivén, porque tú eres único y tu vibración energética es única; ese es el juego, de lo contrario aún estaríamos en la Fuente de Origen donde no hay dualidad ni separación…, y la paradoja es esa, para reconocer La Unidad, es necesario que aceptes tu individualidad, tu singularidad, y amarla.
Jugar. No pretender que el miedo, las incertidumbres y la inestabilidad no nos afecten, como asumiendo que no existen, y qué todo está bien si no las sentimos. La verdad es que todo está bien siempre, en la paz interior que da la aceptación del vaivén.
Jugar. Nada aparece en nuestras vidas si no estamos en condiciones de vivirlo. Es más, nosotros mismos optamos por tales experiencias para recordar. El Maestro que eres sabrá descubrir la herramienta que cada una de estas experiencias trae para ti. Son como la pelota que chuteamos al jugar fútbol, nos permite jugar, pero al mismo tiempo no es el juego en sí ni tampoco el jugador. Es un accesorio. Las emociones muchas veces pretenden encerrarnos en la perspectiva de que nosotros mismo somos ellas. Soy miedoso! Soy tan inestable! Mentiras, querido, puras mentiras. Tú no eres ni podrás ser nunca una emoción, tú eres un jugador de la vida que se permite vivir las emociones para recordar sus propias potencialidades de Ser creador y divino. Ese es el juego, ese es el recuerdo!!!
“Hoy salí una hora más tarde de mi casa para ir al trabajo…, uuuuuy!” Qué pasa? A qué le temo? Sin duda llegaré tarde, y me sancionarán de alguna manera, tal vez en dinero, o tal vez me suspendan, o hasta me despidan…, es ese el miedo? O quedarme sin un piso estable para pagar mis deudas, y poder comer, que a la larga me llevará a una tremenda inestabilidad frente a la vida. Es decir, existe el miedo a no ser capaz de confiar en que en la vida sólo hay abundancia para aquel que pierde el miedo, y aquel que deja a un lado la forma de vida en sobrevivencia, y se entrega a Vivir. Ese es el juego. Me entrego a la propia creación de las experiencias de vida que me hablen de mí mismo, para hacer conciencia de quién en Verdad Soy…, al final del día me podré reír de mi mismo y sentir cuán hermoso soy en Verdad. Con miedos y todo.
Pero te sugiero algo previo, para que no caigas en sentirte incapaz de no tener miedo, y juzgarte por eso.
“Hoy voy a aceptar que no me atrevo a salir una hora más tarde para ir al trabajo, porque me da miedo que me despidan y no estoy en condiciones de enfrentar el miedo a la inestabilidad en la vida”. Eso es conciencia de ti mismo, eso es amor incondicional, eso te liberará. La sola posibilidad de sentir que todo está en orden tal y como está, que hay algo mayor en lo que uno también participa y que está en orden tal como está, abre una nueva perspectiva de ti mismo y del mundo, en la que la no lucha con tus partes aparentemente oscuras, te permita ver la herramienta en ellas y usarla. Usar la herramienta como todo un Maestro.
¿Conformismo? No lo creo. Es dejar de luchar y comenzar a jugar. Es amor.
Sentirse conformista y criticarse por ello, es tal vez, sólo tal vez, jajajaja, el miedo a no estar haciendo las cosas como se debe, o sea, miedo a no hacerlas bien, miedo a sentir que no estoy trabajando por ser mejor, que no estoy sanando mis partes malas. ¿Qué pasa, querido, si lo haces mal? ¿Qué pasa si te equivocas? ¿Qué pasa…?
Busca justamente en eso para conocer ese miedo que no te permite hacer las cosas distintas a como el mundo te dice que debes hacerlas. ¿Cuál es tu miedo? Entrégate a la conciencia de ese miedo y abrázate en eso. Acepta ese miedo, y sigue por un tiempo haciendo las cosas “como se deben”, mientras la conciencia que has adquirido se asiente y te permita perderlo; perder el miedo y actuar como tu corazón te diga, en la certeza de que eres hermoso y perfecto por esencia, y que sólo el miedo en tus actos te puede llevar a herir o dañar, y que por el contrario, el no miedo te da la certeza de que quien habla en tu interior, quien guía tus pasos, quien susurra en tu oreja, quien te abraza a cada instante, quien te contiene a cada momento, eres tú mismo, porque tú mismo eres Dios, Alá, Jehová, El Universo, los Ángeles, o como quieras llamarte....
Querido. Sólo la realización interna te llevará a la realización externa, porque como ES adentro, Es afuera. Por ahora, ama con ternura y pasión tus miedos, tus incertidumbres y tu inestabilidad, para que cuando menos lo esperes -porque ya no habrá control de los tiempos- empieces a jugar y crear a voluntad en esta vida, en esta Tierra. Aquí, porque aquí quisimos venir a recordar.
Disfruta y disfrútate siempre.
En Amor.
Mucho rechazo nos produce sentir miedo, angustia, incertidumbre e inestabilidad, en fin perder la confianza en nosotros mismos, creyendo que hay algo malo en uno o en el entorno, y pensar que no hay respuestas fáciles al alcance de la mano para enfrentar dichas emociones.
A medida que vayamos despejándonos del velo del olvido y que reconquistemos nuestra Verdad, iremos sintiendo con mayor fuerza que esta vida que estamos viviendo no es más que un juego abierto a infinitas posibilidades de maniobrar, ya que es un tablero en blanco, donde vamos armando y desarmando composiciones de cómo queremos que las experiencias se vean para nosotros mismos y para los demás. De esta manera descubriremos que si las cosas a nuestro alrededor están como están, es producto de consensos que nadie nos ha impuesto, y que somos nosotros, y nadie más que nosotros, los que podremos darle otra cara a nuestro día a día. Todo partiendo de cómo nos sintamos en nuestro interior y de cómo volquemos aquello en el mundo y en nuestras relaciones con las demás personas. Es así que podremos visualizar la importancia de conocer nuestro interior, con todo lo que eso implica, reconociendo desde lo más hermoso y luminoso, hasta lo más aparentemente oscuro y nublado, aceptándolo como piezas de un rompecabezas que nos conforma; y que si falta una, luz u oscuridad, no estaríamos completos. En eso se basa el encuentro de la plenitud y el bienestar interior, entendiendo que antes que sanar nada o cambiar algo porque no nos gusta de nosotros mismos, es necesario abrazarlo con tanto amor como si se tratara de otra persona, sin juicio y sin culpas. Porque cuando alguien llega a pedirnos compañía porque está sufriendo, no dudamos en escucharlo, entenderlo y contenerlo.
El autoconocimiento no es algo que podamos encontrar en métodos que nos dicen que sólo hay una forma de crecer y de conocernos, o en experiencias que otros hayan vivido, buscando la garantía de que si a otro le funcionó, a nosotros también. Aquel ser que triunfó en su caminar, tuvo sus propios miedos dentro de sus propias circunstancias de vida, son distintos caminos y distintos momentos; y está bien, habrá un miedo fundante para todos los humanos, que crea otros pequeños miedos, pero intenta verlo y aceptarlo cuando hayas amado lo más cotidiano, lo que está más cerca, aquellas incertidumbres diarias y más fáciles de ver, hasta que en algún momento estés en condiciones de mirar a los ojos ese miedo primordial. Por ahora, acepta que existe y que ya llegará tu momento de verlo y abrazarlo. A la larga, enfrentar esa incertidumbre en el propio camino es entregarnos a la total posibilidad del encuentro íntimo con nosotros mismos. No existe una forma mala o buena de hacer las cosas, sino una forma propia de caminar, y en ese andar no puedes errar, porque sólo tú conoces tus miedos e incertidumbres, así como tus certezas y fortalezas que te dirán cómo avanzar.
De esta manera, al entregarnos al vacío que se produce cuando entramos de lleno en nuestra oscuridad, nos daremos cuenta de una u otra forma que no hay a qué temer. Desparecen las instancias de riesgo externos e internos que nos desempoderan. Iremos conociendo y haciendo conciencia de qué es lo que nos pasa, dejando de luchar con nosotros mismos; habremos despertado a algo nuevo, liberador y verdadero: habremos despertado a nosotros mismos.
Encontrarnos cara a cara con nuestros miedos es una de las formas en que el miedo desaparece, y cuando el miedo desaparece, estamos en condiciones de jugar, de ponerle ese tinte lúdico que sólo un Maestro puede ponerle a la vida. Sonreír, respirar, estar, disfrutar…
Jugar. Jugar en la conciencia de qué sucede con tal o cual angustia, o con tal o cual miedo. La inestabilidad es parte de la vida en dualidad, forma en la que aún estamos inmersos. Existen polos, por lo tanto el equilibrio interno consiste en permitir que el péndulo -que va y viene- se mueva en libertad, de un lado para otro. El equilibrio no es estático y neutro, la vida se mueve, el planeta se mueve, nosotros nos movemos, y nuestras emociones también pueden moverse. Permite que así sea, ya que es en ese movimiento que reconocerás tu propio vaivén y podrás mecerte tranquilo en él. Un único vaivén, porque tú eres único y tu vibración energética es única; ese es el juego, de lo contrario aún estaríamos en la Fuente de Origen donde no hay dualidad ni separación…, y la paradoja es esa, para reconocer La Unidad, es necesario que aceptes tu individualidad, tu singularidad, y amarla.
Jugar. No pretender que el miedo, las incertidumbres y la inestabilidad no nos afecten, como asumiendo que no existen, y qué todo está bien si no las sentimos. La verdad es que todo está bien siempre, en la paz interior que da la aceptación del vaivén.
Jugar. Nada aparece en nuestras vidas si no estamos en condiciones de vivirlo. Es más, nosotros mismos optamos por tales experiencias para recordar. El Maestro que eres sabrá descubrir la herramienta que cada una de estas experiencias trae para ti. Son como la pelota que chuteamos al jugar fútbol, nos permite jugar, pero al mismo tiempo no es el juego en sí ni tampoco el jugador. Es un accesorio. Las emociones muchas veces pretenden encerrarnos en la perspectiva de que nosotros mismo somos ellas. Soy miedoso! Soy tan inestable! Mentiras, querido, puras mentiras. Tú no eres ni podrás ser nunca una emoción, tú eres un jugador de la vida que se permite vivir las emociones para recordar sus propias potencialidades de Ser creador y divino. Ese es el juego, ese es el recuerdo!!!
“Hoy salí una hora más tarde de mi casa para ir al trabajo…, uuuuuy!” Qué pasa? A qué le temo? Sin duda llegaré tarde, y me sancionarán de alguna manera, tal vez en dinero, o tal vez me suspendan, o hasta me despidan…, es ese el miedo? O quedarme sin un piso estable para pagar mis deudas, y poder comer, que a la larga me llevará a una tremenda inestabilidad frente a la vida. Es decir, existe el miedo a no ser capaz de confiar en que en la vida sólo hay abundancia para aquel que pierde el miedo, y aquel que deja a un lado la forma de vida en sobrevivencia, y se entrega a Vivir. Ese es el juego. Me entrego a la propia creación de las experiencias de vida que me hablen de mí mismo, para hacer conciencia de quién en Verdad Soy…, al final del día me podré reír de mi mismo y sentir cuán hermoso soy en Verdad. Con miedos y todo.
Pero te sugiero algo previo, para que no caigas en sentirte incapaz de no tener miedo, y juzgarte por eso.
“Hoy voy a aceptar que no me atrevo a salir una hora más tarde para ir al trabajo, porque me da miedo que me despidan y no estoy en condiciones de enfrentar el miedo a la inestabilidad en la vida”. Eso es conciencia de ti mismo, eso es amor incondicional, eso te liberará. La sola posibilidad de sentir que todo está en orden tal y como está, que hay algo mayor en lo que uno también participa y que está en orden tal como está, abre una nueva perspectiva de ti mismo y del mundo, en la que la no lucha con tus partes aparentemente oscuras, te permita ver la herramienta en ellas y usarla. Usar la herramienta como todo un Maestro.
¿Conformismo? No lo creo. Es dejar de luchar y comenzar a jugar. Es amor.
Sentirse conformista y criticarse por ello, es tal vez, sólo tal vez, jajajaja, el miedo a no estar haciendo las cosas como se debe, o sea, miedo a no hacerlas bien, miedo a sentir que no estoy trabajando por ser mejor, que no estoy sanando mis partes malas. ¿Qué pasa, querido, si lo haces mal? ¿Qué pasa si te equivocas? ¿Qué pasa…?
Busca justamente en eso para conocer ese miedo que no te permite hacer las cosas distintas a como el mundo te dice que debes hacerlas. ¿Cuál es tu miedo? Entrégate a la conciencia de ese miedo y abrázate en eso. Acepta ese miedo, y sigue por un tiempo haciendo las cosas “como se deben”, mientras la conciencia que has adquirido se asiente y te permita perderlo; perder el miedo y actuar como tu corazón te diga, en la certeza de que eres hermoso y perfecto por esencia, y que sólo el miedo en tus actos te puede llevar a herir o dañar, y que por el contrario, el no miedo te da la certeza de que quien habla en tu interior, quien guía tus pasos, quien susurra en tu oreja, quien te abraza a cada instante, quien te contiene a cada momento, eres tú mismo, porque tú mismo eres Dios, Alá, Jehová, El Universo, los Ángeles, o como quieras llamarte....
Querido. Sólo la realización interna te llevará a la realización externa, porque como ES adentro, Es afuera. Por ahora, ama con ternura y pasión tus miedos, tus incertidumbres y tu inestabilidad, para que cuando menos lo esperes -porque ya no habrá control de los tiempos- empieces a jugar y crear a voluntad en esta vida, en esta Tierra. Aquí, porque aquí quisimos venir a recordar.
Disfruta y disfrútate siempre.
En Amor.
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